sábado, 2 de abril de 2011

Un recuerdo para Lina Bo Bardi





Nació en Roma en 1914 y murió en Sao Paulo en 1992. Estudió la carrera de arquitectura en Italia, licenciándose en 1939. Trabajó con Gio Ponti, fundador de la revista Domus en Milán, ciudad que abandonó en 1943 y en la que escapó milagrosamente de la muerte tras destruir su estudio en un bombardeo aliado.

A mediados de la década de los años cuarenta se traslada a vivir a Brasil, donde se convertirá en una de las figuras más representativas de la cultura brasileña del siglo XX, a través de la intensa labor arquitectónica y de diseño popular que llevó a cabo a lo largo de su vida.

Bien puede decirse que junto con Eileen Gray conformó el lado femenino de la modernidad. Lina Bo era una artista completa, una gran capacidad creativa la llevó a trabajar en las más diversas actividades: colaboró en películas, decorados para la ópera y teatro, escritura y periodismo, pintura, diseño de mobiliario, moda, joyería y arquitectura, una arquitectura cargada de una peculiar sensibilidad humana, opuesta al espíritu maquinista que poseía el movimiento moderno.Estaba dotada de una genialidad que pasó desapercibida en su tiempo, pero eso no fue lo más importante de Lina Bo, su verdadero aporte consiste en haber rescatado inteligente y sensiblemente lo que Van Eyck le criticaba a la modernidad: el papel que tiene la arquitectura en relación a la sociedad y al lugar.

Lina Bo supo comprender la esencia de la tierra donde vivió: Brasil. Representa el espíritu mediterráneo llegado al trópico, para crear, a través del entendimiento de ese entorno que desde el primer contacto le conmovió, una arquitectura marcada por un equilibrio poético, entre la parte natural del hombre y la parte humana de la naturaleza. En 1951 proyectó y construyó en Sao Paulo una residencia para ella y su marido, la casa de cristal, una de sus obras mas conocidas. Un bello ejemplo de integración en la naturaleza, con múltiples lecturas, que aparece como una fusión meridional entre la Douglas House de Meier y la Villa Savoie de Le Corbusier.


Trabajó con gran interés para las capas sociales más desfavorecidas, proyectando viviendas y hospitales, introduciendo sus conceptos antropológicos en su forma de hacer arquitectura. El Museo de Arte de Sao Paulo, construido entre 1957 y 1968 es, seguramente, su obra más significativa y la que la ha llevado a ser considerada como uno de los arquitectos más importantes de Brasil. En este edificio, calificado por algunos como “la arquitectura de la libertad”, rompe con los modelos de museos propuestos por los maestros del movimiento moderno.

Tras su muerte en 1992, la fundación que lleva su nombre realizó una importante exposición que ha itinerado por 20 países de todo el mundo, y de cuya presentación extraemos la frase con la que ponemos final a este breve recuerdo: "Su mirada, aguda y profunda, logró desechar lo superfluo y descartable y revelar la esencia de la vida cotidiana de los pueblos a través de sus objetos y su universo construido: la mirada como una herramienta que nos guía."

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