Margareteh Schütte-Lihotzky falleció el 23 de enero de 2000 en Viena, a punto de cumplir 103 años. Esta arquitecta se especializó en el diseño y construcción de viviendas sociales y es conocida por ser la creadora de la célebre Cocina de Frankfurt, prototipo de la cocina funcional y moderna de nuestros días. Las enciclopedias, tratados e historias de la arquitectura contemporánea raramente citan a las arquitectas pioneras europeas y americanas, y si las nombran lo hacen como si de arquitectos varones se tratara. Así Keneth Frampton, en su libro "Historia Crítica de la Arquitectura Moderna" escribe: La ultraeficiente cocina tipo laboratorio, la Cocina de Frankfurt, fue diseñada por el arquitecto G. Schutte-Lithotzky. Hoy ya sabemos que G. es la inicial de la primera arquitecta austriaca, que firmaba siempre con su diminutivo: Grethe Schutte-Lihotzky.
El trabajo más importante de Grethe Schuthe-Lihoztky fue el diseño de un barrio que realizó junto con Ernst May en Frankfurt am Main para las autoridades de la Construcción de la Edificación de Frankfurt. En este barrio se edificaron 15.000 viviendas, representando el 90% de las construidas en esta ciudad en aquel período. Los estándares mínimos gracias a los cuales se produjeron tal cantidad de viviendas dependían en gran medida de la prefabricación de los elementos de construcción, de la reducción de la superficie habitable, del uso de ciertos dispositivos de almacenaje, como camas y muebles plegables, y sobre todo de la eficiente cocina que Grethe diseñó hasta el último detalle: la "Frankfurter Küche", estandarizada, que tenía 6.43 m2. Estaba destinada a la nueva mujer moderna que no disponía de mucho tiempo para las tareas domésticas, con la intención de racionalizar y facilitar su trabajo y mejorar su posición social, al disponer de más tiempo libre para poder desarrollar una actividad profesional fuera del hogar.
“La "Frankfurter Küche" fue la primera versión de la cocina moderna, la que ha sustituido en la vivienda actual a las obsoletas cocinas del S. XIX. En ella, todas las partes quedan perfectamente integradas y adaptadas en el menor espacio posible de acuerdo con su función, ya sea de almacenaje, de trabajo, de lavado y planchado o de cocinado.
Shutte-Lihotzky vivió la arquitectura como reflejo de una particular filosofía de vida en la que creía y de unos ideales políticos que no dudó en poner en práctica. Afiliada al partido comunista, tomó una postura activa en campañas antifascistas que le costaron cuatro años de cárcel, desde 1941 a 1945. Arrestada por los nazis en Austria pudo librarse, excepcionalmente, de la pena de muerte. Dedicó la práctica y la teoría de su profesión a la planificación de viviendas para los sectores menos privilegiados de la sociedad, participó en grandes proyectos y fue profesora de arquitectura en Moscú, en China, en Estambul y en la Habana, antes de encontrar en su país un reconocimiento tardío, aunque caluroso.
Su obra se expuso por primera vez en 1993, en el Museo de Artes Aplicadas en Viena, allí donde en 1997, Margarethe, ya respetable colega femenina entre sus compañeros arquitectos, celebró su propio centenario bailando un último valz.
Pequeña, bien diseñada, bien aprovechado el espacio. Me gusta esta famosa cocina.
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