En España, desde la década de los 70
hasta el día de hoy, las mujeres han ido poco a poco incorporándose a la
profesión de arquitectura. Al principio, tímidamente, hasta llegar al momento
actual en el que el número de alumnas inscritas en los primeros años de
carrera supera al de los alumnos en prácticamente todas las escuelas del país,
ya sean públicas o privadas.
La nueva generación que surgió en los
años 80 se caracteriza por ser más internacional que la anterior; por su pasión
por el detalle, hacia la construcción precisa; por su vinculación a la
docencia; por pertenecer a estudios multidisciplinares y por su especial
sensibilidad hacia el lugar, hacia el paisaje. Suelen trabajar en equipo y
muchas veces lo hacen con compañeros varones, aunuque cada vez hay más arquitectas
que trabajan solas o en equipo con otras mujeres. Se pueden hablar de dos
grandes escuelas, Madrid y Barcelona. Ambas escuelas han aportado grandes profesionales. En Barcelona, con una gran tradición
hacia el diseño, las que tienen más renombre han sido dos mujeres ligadas al
estudio del fallecido Enric Miralles: Carme Pinós y Benedetta Tagliabue.
Carmen
Pinós, trabajó inicialmente junto a
Miralles firmando obras de proyección internacional, como el “Cementerio de Igualada” (1991), “La Escuela Hogar de Morella” (1994) -
ambas finalistas del premio Mies van der Rohe- o “El polideportivo de Huesca” (1993).
Cementerio de Igualada
Una vez separados, Carmen continúa su
trayectoria con gran elegancia y profesionalidad. Su currículum está lleno de
galardones y de obras tan significativas como la recientemente terminada “Torre Cube” en Córdoba (México) o “El Parque urbano y pasarela en Petrel” en
Alicante, entre muchas otras. La arquitectura de Carmen dialoga con el entorno
de manera distinta de lo habitual.
Pasarela en Pertrel
Carmen diseña desde la construcción,
desde los materiales y desde el espacio; desde la luz y el aire. Amante de geometrías no muy precisas, de espacios ambiguos que se
integran en el paisaje, de una arquitectura que, de puro razonable, se
convierte en paradigma de lo sostenible y ecológico. “La arquitectura del sentido común”,
opina, “ha de ser eficiente, responder a
la contemporaneidad sin romper la memoria del lugar donde actúa”.
Benedetta Tagliabu, de origen italiano, fue la segunda compañera de Miralles. Se graduó en arquitectura en Venecia con
excelente nota, en 1989, con una tesis sobre el Central Park de Nueva York. Se
asoció poco después con él formando el estudio EMTB. En los nueve años en los que estuvieron
juntos afrontaron proyectos internacionales de gran escala, en combinación con
otros de menor envergadura pero de enorme complejidad.
La muerte inesperada de su compañero en
el año 2000, hizo que ella tomara bajo su dirección el estudio, continuando los
proyectos que ambos habían iniciado: “La
escuela de Música de Hamburgo” (2000), “El
Aulario de Vigo” (2003), “El Parc
Diagonal Mar” (2003), “El Parlamento
de Escocia” (2004), “El Mercado de
Santa Caterina” (2005), “El edificio de Gas Natural” (2005) o “El Pabellón de España en la feria de
Shangai”. El taller de arquitectura EMTB se caracteriza por el equilibrio
entre una estética fragmentada y convulsa y el respeto por la tradición del
lugar.
Pabellón de España